Las criaturas y los hijos de Dios

https://www.youtube.com/watch?v=AIG72bux6xg

El Señor revela sobre los hombres de otros planetas:

«Me preguntas si en todas partes hay hombres como en la Tierra que tú habitas, y te digo que sí. En todas partes hay hombres que surgen de Mis Entrañas y que me reconocen conforme a la naturaleza de Mis Entrañas.

Están los que surgen de Mis Manos y Me reconocen en Mis Manos,

y los que surgen de Mis Pies me reconocen conforme a Mis Pies.

Los que surgen de Mi Cabeza Me reconocen conforme a Mi Cabeza,

y los que surgen de Mis Cabellos Me reconocen conforme a Mis Cabellos.

Los que surgen de Mi Región lumbar me reconocen conforme a ésta.

En resumidas cuentas, todos Me reconocen conforme a la parte Mía de la cual surgen. Y su vida y su bienaventuranza corresponden a la parte de la cual surgieron.

Todos (estos hombres de otros planetas) son Mis Criaturas que Yo amo, porque Yo soy puro Amor y por toda parte soy el Amor mismo».

«Pero a los hombres de esta Tierra los llamé desde el centro de Mi Corazón y los creé perfectamente conforme a Mi Imagen, y no quiero que sean solamente Mis Criaturas sino Mis Hijos amados.

Los que no sólo me reconocen como Dios y Creador sino como su buen Padre, que después de un período de prueba, quiere volver a acogerlos, para que allí tengan todo lo que Él mismo tiene y para que vivan eternamente con Él, y junto con Él reinen y juzguen el universo.

Pero ya veis: mientras todas Mis Criaturas (en el universo) Me aman como a su Creador, llenas de gratitud por su existencia, únicamente Mis Hijos (en la Tierra) no quieren a su Padre y desprecian su Amor».

En resumidas cuentas: hay humanos de otros planetas creados por Dios, y los hombres de esta Tierra son únicos porque están destinados no solo a ser simples criaturas sino verdaderos Hijos de Dios.

Si los hombres de esta Tierra deciden ignorar a Dios lo pueden hacer porque son enteramente libres de elegir lo que quieran.

Continúa revelando el Señor a su siervo Lorber:

«Te digo que me entristezco al ver como cada hora miles y miles se mustian y mueren... ¡Si tan sólo les pudiera ayudar! ¿No es una pena que el Todopoderoso no pueda ayudar?

Y de nuevo Me preguntas: ¿cómo es esto posible? Te digo que así es, porque todas Mis criaturas están sujetas a Mi Poder, mientras que Mis Hijos están sujetos a Mi Amor... Mi Poder ordena y sanciona, pero Mi Amor no hace sino desear e incitar a los hijos libres con toda dulzura; pero los hijos libres se tapan los oídos y no quieren ver el semblante de su Padre.

Si ellos, que son tan libres como Yo, no quieren, entonces no les puedo ayudar... Mi Poder está sobre todo; pero Mi Voluntad está sumisa a Mis Hijos. Que cada uno sea consciente: Yo soy vuestro Padre, pero también soy vuestro Dios y fuera de Mí no hay otro...

¿Cómo Me queréis, como Padre o como Dios?

Vuestros hechos me darán la respuesta decisiva...

Por esto recordad: El Amor no mora sino en el Padre. El que desprecia al Amor recae a la poderosa Divinidad y perderá su libertad para siempre, con lo que le tocará la muerte eterna;

porque la Divinidad reside también en el infierno, pero el Padre mora únicamente en el Cielo...

Dios juzga todo conforme a su Poder; pero la Gracia y la Vida eterna residen únicamente en el Padre y se llaman el Hijo.

La Divinidad mata todo; pero el Hijo o el Amor en Mí tiene Vida, da Vida y vivifica...

Todo esto dice el buen Hospedero y Padre prudente a todos Sus Hijos para que se mejoren, para que un buen día puedan tomar posesión de la herencia que Yo desde la eternidad les he preparado y guardado tan fielmente.

A tus amigos y hermanos, diles con todo amor: Yo, Su Padre amoroso, ya tengo los brazos abiertos para ir al encuentro de ellos y estrecharlos a todos contra mi pecho, eternamente.

Que ya no se aparten de Mí, sino que continuamente miren mi semblante, y mi mirada les comunicará cuánto los amo y las buenas intenciones que tengo con ellos.

Diles: He apartado sus pecados de Mi Vista y a ellos mismos los he lavado dejándolos blancos como la nieve, de modo que ya no hay obstáculo alguno. Ya no quiero ser un Padre invisible para ellos sino que quiero que Me vean siempre, que se alegren Conmigo y que estén contentos. Y que ahora todas sus preocupaciones Me las carguen a Mí.

En adelante, ¡con qué suma alegría Me preocuparé de ellos! ¡Qué significan todas las alegrías y delicias de mis Cielos para Mí ante las de ser amado por Mis queridos Hijos como el único y verdadero Padre!

Mira, os doy todas las bienaventuranzas a cambio de esta única que Me he reservado para Mí. Por eso Mis hijos deberían llamarme únicamente a Mí su Padre, pues, lo soy con todo derecho. ¡Y nadie Me puede disputar este derecho porque Yo soy el Único y fuera de Mí no hay otro!».

Fuente: El Gobierno de Dios, tomo 1, capítulo 3, recibido por Jakob Lorber.

(gobd1.3.2-11)